Una exposición que establece un diálogo, un “enfrentamiento” entre el mundo de los objetos y el más profundo arquetipo femenino.
Desde sus inicios, Ciuco Gutiérrez ha estado interesado en los objetos, protagonistas exclusivos de muchas de sus composiciones. Le gustan los más banales e insignificantes: souvenirs, bibelots, juguetes, rarezas fruto de la cultura de masas, chucherías decorativas y horteras recuerdos románticos que, a pesar de su carácter efímero, son altamente significativos.
Con ellos, a través de sus transformaciones irónicas, satíricas, críticas o puramente estéticas, reivindica historias marginales, en las que las cosas constituyen redes hablantes. Compone retratos que tienen que ver con la realidad humana y son ilustración de la cosificación de la sociedad, en plena "civilización de consumo".
Muy pocas veces hasta ahora los seres humanos habían conseguido su atención. Sin embargo en esta exposición, Ciuco revisa los arquetipos atávicos y sociales más profundos, para enfrentarse con el cuerpo de la mujer, con lo eterno femenino como eterno efímero.
La objetivación de las mujeres, el proceso de cosificación fetichista, no sólo atañe al propio cuerpo de éstas, sino también a sus sentimientos. Pero el fotógrafo no se conforma con una denuncia de la mujer como "objeto sexual" y sus implicaciones en la imposibilidad de ser considerarla sujeto, en términos de igualdad o alteridad (otredad).
En su última serie, quiere captar a las mujeres libres, en su subjetividad más profunda. Sus protagonistas toman su fuerza del poder expresivo de la acción corporal, en una “danza” visual donde cada gesto está cargado de significado, creando un nuevo alfabeto corpóreo y devolviéndolos a la mujer como sujeto capaz de producir realidad.
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